
Rezar de una forma diferente
Junio 7, 2020
La Nación Arawak
Junio 16, 2020TANGATA MANU: La competición del Hombre Pájaro
Pocas pruebas ha conocido el hombre tan exigentes en lo físico y espiritual como la competición del Tangata Manu (“hombre-pájaro”) en Rapa Nui.
Se trata de una competencia extrema que se realizaba de manera anual. La ardua prueba consistía en obtener el primer huevo de la estación del charrán sombrío o en lengua rapanui Manu Tara en el islote de Motu Nui (‘gran isla’), nadar de regreso a Rapa Nui y trepar el acantilado marino de Rano Kau hasta su cima cercana al poblado de Orongo.
Esta ceremonia de primavera honraba al dios creador Make-Make, y comenzaba con ocasión del hallazgo del primer huevo y finalizaba con la triunfal investidura del Tangata Manu, el sagrado hombre-pájaro de Rapa Nui.
La enorme relevancia de los pájaros como seres de culto en los Rapanui, queda de manifiesto en las numerosas representaciones de aves que pueden visualizarse en grabados, pinturas, esculturas y leyendas a lo largo de su historia. Incluso, se pueden ver en la parte posterior de algunos moais.
Así, no es de extrañar que surgieran ceremonias religiosas en torno a los pájaros. Existía la creencia de que las aves tenían una relación mística con los dioses, y especialmente, las aves marinas que unían la tierra, el mar y el cielo.
Una creencia interesante gira en torno al Manutara o pájaro de la suerte, que se ha establecido en el gaviotín apizarrado (Sterna fuscata) , un ave marina migratoria que llegaba a la isla cada primavera para poner sus huevos. Lamentablemente, no es posible ver al gaviotín en Rapa Nui porque no anida en la isla desde hace años.
En un principio, la celebración de la competencia del hombre pájaro tuvo un carácter religioso en honor a Make Make. Según la tradición, el dios creador había traído los pájaros marinos desde Motu Motiro Hiva (el actual islote Salas y Gómez) a la isla, donde anidan durante los meses de primavera y verano.

El ritual comenzaba en la aldea de Mataveri, a los pies del volcán Rano Kau. Allí residían, en grandes casas-bote comunales, los jefes de los clanes más importantes acompañados de sus familias. Durante los meses que pasaban allí, se organizaban celebraciones con festines y danzas.
Llegado el momento, los grupos más poderosos liderados por los matato’a, aspirantes al título de Hombre Pájaro, se organizaban para participar en la competencia. Unos sacerdotes, llamados ivi atua, profetizaban quien sería el elegido y se designaban a los hopu manu o jóvenes servidores de los líderes, quienes competían en representación de su clan.
A primeros de Julio, todos los participantes, únicamente masculinos, ascendían por la ladera del volcán Rano Kau hasta la aldea de Orongo, por un sendero conocido como Te Ara o Te Ao, o “el camino del Ao”.
Los hopu manu, verdaderos participantes de la prueba, permanecían en Orongo con sus jefes y demás asistentes hasta que llegaba la visita del Ariki Henua o gobernante supremo, que les daba la orden de salida.
Entonces, los hopu manu descendían por un acantilado casi vertical de 300 metros hasta llegar a la orilla. Los que llegaban aquí sanos y salvos, nadaban hasta Motu Nui, el islote más grande y lejano, con ayuda de una pora o flotador realizado con fibras de totora. El trayecto de más de un kilómetro se realizaba en un mar agitado por fuertes corrientes y concurrido por tiburones.
Una vez superado el primer tramo de la carrera, los contendientes debían esperar durante varios días o incluso semanas la llegada de los pájaros, que solía ocurrir a primeros de Septiembre. Luego de una tensa espera, en la que tenían lugar fricciones y escaramuzas por robar los víveres de los rivales, los pájaros llegaban al islote entre sonoros graznidos para anidar.
Una vez superado el primer tramo de la carrera, los contendientes debían esperar durante varios días o incluso semanas la llegada de los pájaros, que solía ocurrir a primeros de Septiembre. Luego de una tensa espera, en la que tenían lugar fricciones y escaramuzas por robar los víveres de los rivales, los pájaros llegaban al islote entre sonoros graznidos para anidar.

Cuando un Hopu Manu tenía la suerte de conseguir el primer huevo del Manutara, se dirigía a un extremo de Motu Nui donde se encuentra un peñón llamado Puku Rangi Manu. Desde allí, el poseedor del huevo anunciaba su éxito gritando con fuerza el nombre de su líder y la expresión Ka varu te puoko (afeita tu cabeza). El ganador, ponía el huevo sagrado en una banda que amarraba a su frente y se lanzaba al mar para nadar de vuelta a Orongo.
Cuando el hopu manu llegaba por fin a Orongo, entregaba el huevo a su líder convirtiéndose así en el elegido por Make Make para ser el tangata manu de esa temporada, hasta la siguiente primavera. A modo de “fumata blanca” se anunciaba el nombramiento encendiéndose una hoguera en el borde opuesto del volcán.
El receptor de ese poder místico o mana, era ungido con los símbolos de su nuevo status. Debía afeitarse completamente la cabeza, se ponía una peluca de cabello humano y era pintado con los colores rituales, blanco y rojo. Recibía el Ao, símbolo del poder, y finalmente iniciaba la procesión por el camino del Ao, bajando a Mataveri para continuar su marcha triunfal por buena parte de la isla.