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El Pueblo Wayúu
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Astronomía Inca y Maya
Julio 9, 2020AÑO NUEVO INDÍGENA DEL HEMISFERIO SUR
Durante el mes Junio tuvimos una conmemoración muy importante para el Hemisferio Sur de nuestro planeta. Y es que muchos pueblos originarios de esta parte del planeta se unieron durante el Solsticio de Verano, para dar la bienvenida al Nuevo Año.
Es una celebración que reúne a pueblos tan distintos como lejanos, unidos por un legado común tan extenso como las montañas que surcan el continente, y tan imponente como sus cumbres que comienzan por estas fechas a mostrar su nevado esplendor.
Pero, ¿por qué el año comienza en el Solsticio de Invierno
para los pueblos del Sur?
¿Cuál es el hilo que conecta a tantos grupos étnicos, lingüísticos
y tan diversamente distribuidos en una sola tradición ceremonial?
En la tradición Aymara esta celebración se llama Machaq Mara (año nuevo) o Willkakuti (retorno del Sol). El Estado Plurinacional de Bolivia otorga a esta conmemoración carácter de festividad oficial bajo el nombre de Año Nuevo Andino Amazónico, contando con celebraciones en más de 200 sitios sagrados del país del Altiplano.
La celebración Aymara se extiende hacia la meseta andina del lago Titicaca desde tiempos precolombinos, extendiéndose entre el occidente de Bolivia, el norte de Argentina, el sureste del Perú y el norte grande de Chile.
Pero si seguimos recorriendo la tierra sudamericana hacia el Sur, hallaremos que en el Wallmapu el pueblo Mapuche (de raíz distinta al pueblo Aymara), también sitúa su conmemoración del nuevo año en el día solar más corto del año (ubicado entre el 21 y el 24 de junio). Esta fiesta recibe el nombre de We Tripantu (año nuevo en mapuzungún, idioma del pueblo Mapuche) y hace alusión al inicio de los días cada vez más largos hasta el Solsticio de Verano, así como el renacer eventual de la naturaleza tras el invierno al que se entra.
Esta celebración tiene importantes connotaciones agrícolas -un rasgo distintivo de casi todos los pueblos originarios- ya que en la cosmovisión Mapuche la Tierra comienza a limpiarse con el agua que envía Ngenechén (Dios) a través del Ngen-ko (“espíritu del agua”). Esto genera un nuevo ciclo y pone fin al ciclo anterior de preparación del suelo, siembras y cosechas.
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Esta jornada especial, a partir del cual los días comienzan a ser progresivamente más largos, es el elegido por la naturaleza para limpiar y preparar la Tierra, quedando apta para otro período agrícola.
La ceremonia Mapuche tiene lugar en la Ruka con la última puesta de Sol del antiguo ciclo, adonde acuden con sus ofrendas yewün. La noche es propicia para compartir historias, cuentos epew, relatos nütram, y adivinanzas konew. También se realizan danzas ceremoniales en torno al fogón y se juega al awar kuden. Ya en la madrugada, acuden a un río (necesariamente corriente de agua viva) a bañarse para que el agua los despoje de todo lo viejo, quedando en limpieza y disposición para el amanecer y el grito de ¡Akuy we tripantu! (¡llegó el año nuevo!).
Por su parte, la civilización Inca celebra en las fechas del Solsticio el Inti Raymi (Fiesta del Sol en quechua), anteriormente llamada Wawa Inti Raymi (Fiesta del Niño Sol). Una vez más el Sol Naciente y los ciclos solares son protagonistas de la conmemoración en tierras andinas, y que también tiene lugar en la época del solsticio invernal.
Esta tradición se continúa celebrando con mucha fuerza en los países andinos (Ecuador, Perú, Bolivia, Chile, Argentina) con la participación incluso de sus habitantes más occidentalizados y una nutrida concurrencia internacional, lo cual ha reafirmado el interés cultural y de peregrinación. Al tratarse de una tradición inca, el Inti Raymi se mantiene como un importante ceremonial para muchas otras comunidades indígenas de afinidad incaica, algunas de las cuales están asentadas en otras partes del vasto territorio inca, es decir, en casi toda la actual Sudamérica de habla hispana.
Encontramos entonces dos elementos que fungen como hilo conductor de estas fiestas que se extienden por numerosos territorios y culturas originarias: la celebración del Sol naciente como representación de lo nuevo, de lo que comienza, de la renovación de la Tierra; y el fin de los ciclos agrícolas que dan paso a una nueva temporada de siembras.
En todos los casos, es transversal el agradecimiento y la reciprocidad de los pueblos con sus espíritus, fuerzas de la naturaleza, los astros y la Tierra, que no solo le proporcionan un suelo para vivir y sembrar sus alimentos, sino que además derraman bendiciones en forma de cuantiosos recursos que deben ser utilizados responsablemente y devolviendo siempre a la Tierra aquello que le pertenece.
1 Comment
Te felicito !!! Gracias !!!!