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Por muchas razones las cosmovisión Maya ha asombrado y fascinado a la sociedad occidental. Su enigmático calendario -una de las obras de astronomía y matemática más precisas de la Humanidad- ha sido objeto de leyendas, mitos, relatos y muchas especulaciones. Pero, ¿cómo veía el Universo esta avanzada cultura?
Se sabe que los mayas fueron apasionados estudiosos del Universo, preocupados por la astronomía y muy aventajados en múltiples ciencias. El conocimiento empírico que legaron a la humanidad sorprende aún más cuando se toma en consideración que alcanzaron a producirlo sin los modernos equipamientos y la tecnología que tenemos ahora.
La cosmovisión Maya vincula a los seres humanos por medio del Cholq’ij (uno de los primeros Calendarios Sagrados) con todos los elementos que le rodean, tanto con las cosas visibles como con aquellas fuerzas que únicamente se sienten. Su filosofía de vida procura el bienestar material, pero también busca la plenitud del espíritu.
Esta visión se expresa en rituales sagrados, códices, inscripciones en piedras, tecnología, arte, tejido, música, tradición oral y muchos otros vestigios, algunos de los cuales han sobrevivido al paso de los siglos y son testimonio silente de una sociedad con enormes avances científicos, políticos y sociales.

Según el pensamiento cósmico Maya, los significados de la existencia y de la vida consisten en correlacionar la conciencia más pequeña con la conciencia más grande: Criatura-Universo. Criatura-Universo construye el sentir ético de conjunto. El concepto de 'persona' se encuentra en la raíz de la lengua Maya, probablemente, para despertar la experiencia, el sentimiento y la emoción de ser cada persona el universo mismo.
De acuerdo a lo anterior, la palabra Winak (en Maya) significa: Gente, Universo, Totalidad. O sea humano y universo son lo mismo, están relacionados estrechamente.
Las correlaciones entre Universo, Tierra, Naturaleza, Ser Humano, dan origen a sus valores: Vida, libertad y dignidad, como valores básicos socialmente procesados suponen, en el encuentro con el otro o la otra, un modo de realización acerca de lo bueno.
El Calendario Espiritual de 260 días, describe la realidad más allá del universo sensorial, mientras que el Calendario Lunar les ayudaba a comprender entender la integración entre el hombre y las disposiciones celestes, vegetales, minerales, animales. Y el Calendario Sagrado contribuye a conocer el funcionamiento de la estructura psíquica, biológica, física y espiritual, determinada por las correlaciones entre el Sistema Solar y el ser humano.
El legado de la cosmovisión Maya puede resumirse en el principio de que "todo está interrelacionado", desde lo espiritual, hasta lo físico-biológico conformando una unidad especial e indivisible entre humanidad y naturaleza.
Entre los hallazgos más interesantes de los vestigios mayas, se pueden encontrar registros exactos de los ciclos del tiempo, basados en los movimientos de los cuerpos celestes, entre ellos la órbita de Venus, de Marte, del Sol, de la Luna, de la Tierra y otros astros, producto de sus minuciosas observaciones que eran registradas celosamente.
Los cálculos de los ciclos del Sol son aplicados a la agricultura, pero también al desarrollo cósmico del ser humano y de la comunidad, a través del Cholq'ij.

Por su parte, el calendario lunar o ciclo lunar se aplicaba en la vida reproductiva de las mujeres especialmente.
Comprenden además la espiritualidad en relación con todos los elementos de la naturaleza: las plantas, los animales y el ser humano no son cosas aisladas, todo está interrelacionado, todo es interdependencia. En este sentido, estiman que cualquier cosa que se haga en contra de la Naturaleza o los seres humanos, tarde o temprano se paga.
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