La Nación Sioux
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Junio 25, 2020PUEBLOS ORIGINARIOS DEL CARIBE
La península de la Guajira marca el extremo septentrional del continente sudamericano. Allí, en ese seco y caluroso trozo de tierra enfrentado al Caribe donde Colombia y Venezuela se hacen una sola, habitaron bravos pueblos aborígenes que resistieron con fiereza la occidentalización de esas tierras. De ellos, hoy sobrevive y destaca el pueblo Wayúu.
La mayoría de las fuentes apuntan a que el nombre de Venezuela se debe al avistamiento de palafitos por parte del explorador Américo Vespucio, cuando navegaba con su tripulación por el Golfo ubicado entre las penínsulas de la Guajira y Paraguaná y que da entrada al Lago de Maracaibo, el sempiterno símbolo de la riqueza petrolera venezolana. Los palafitos son las viviendas rudimentarias de las tribus añú-paraujanos, construídas en el mismo lecho acuático y levantadas sobre pilotes de madera que sobresalían del agua. Aquella visión hizo que Vespucio recordara a la ciudad italiana de Venecia y bautizara a la aldea como Venezuela (pequeña Venecia).
Lo anterior es solo para que te hagas una idea de la importancia del lugar que estamos describiendo. Un lugar que llegó a dar nombre a una nación.
Sin embargo, el pueblo del que hablaremos hoy habita (sí, aún conservan su tierra) en la desértica piel del interior de la península. Un sitio inhóspito para la mayoría de los sudamericanos, incluyendo los propios venezolanos y colombianos.
Los Wayúu son el pueblo indígena más numeroso de Venezuela y de Colombia. Representan cerca del 46% de la población del departamento colombiano de la Guajira y el 12% de los habitantes del estado venezolano de Zulia. Pese a que su asentamiento principal es la península (localidades como Sinamaica, Paraguaipoa o Maicao cuentan con casi 100% de población Wayúu), también cuentan con una fuerte presencia en las ciudades de Maracaibo y Riohacha.
El 97 % de los Wayúu habla su idioma tradicional wayuunaiki y el 32 % habla el castellano. Un 66 % no ha recibido ningún tipo de educación formal. Se estima que en la actualidad existe una población conjunta de más de 400.000 Wayúus a ambos lados de la frontera.
Cabe resaltar que la palabra “guajiro” es el término occidental para denominar al pueblo Wayúu y a sus integrantes, y a su vez es el gentilicio del departamento colombiano de la Guajira. No obstante, suele haber confusiones porque guajiro también denomina a los campesinos de Cuba y Puerto Rico.
Las duras condiciones del desierto -que para los Wayúu era su entorno natural- permitió que prevalecieran pese a todos los intentos de conquista europeos. No fue sino hasta mucho después de la independencia de Venezuela y Colombia que fueron conquistados.
Es una circunstancia muy especial que hayan mantenido intacta su fisonomía, rasgos genotípicos e idioma, si se toma en cuenta que el proceso de mestizaje se vivió con mucha más intensidad en Venezuela y Colombia que en cualquier otro país de América del Sur. Además, el actual territorio guajiro es relativamente cercano a varias ciudades importantes (Maracaibo, Santa Marta, Barranquilla, Cabimas, entre otras).
Actualmente la crisis política, económica y social que atraviesa Venezuela ha golpeado particularmente al estado Zulia y la población Wayúu no escapa de esta realidad. En los últimos años, los Wayúu del lado venezolano han visto drásticamente deterioradas sus condiciones de vida y enfrentan graves problemas de salubridad, alimentación y acceso a la salud. Estas graves condiciones se agudizan aún más para los que habitan los barrios periféricos del norte y poniente de Maracaibo, la ciudad que experimenta la peor crisis de servicios públicos de todo el país.
Pastores, artesanos y comerciantes :
Los Wayúu son un pueblo de la nación Arawak, que existió y se desarrolló a lo largo de las costas del Mar Caribe, tanto en tierra firme como en las Antillas. Antiguamente basaron su economía y alimentación en la caza, la pesca y la recolección, sin embargo, luego de la conquista y la pérdida de gran parte de sus tierras, migraron hacia la cría y el pastoreo de ganado principalmente caprino. Son, además, reconocidos comerciantes en los mercados y ferias libres en gran parte de Venezuela.
Otros se dedican a la siembra de maíz, caraotas (fríjol, poroto), yuca, auyama (zapallo), melón, patilla (sandía) y plátanos (la hoja de plátano es particularmente apreciada para la elaboración de hallacas y tamales) en pequeñas huertas llamadas apain. También a la fabricación instrumentos, como tambores, y de alpargatas (calzado) hechas de viejos neumáticos.
La mujer Wayúu se dedica principalmente a la artesanía, destacando el tejido de chinchorros (hamacas) para dormir, las cuales pueden llevar grabado algún nombre ya sea de un clan o una familia Wayúu a la que pertenezca.
También están los susu o bolsos para damas con dibujos de distintos significados y mantas de colores que resaltan la belleza wayúu.
Con el paso de los años, se ha venido desarrollando un gran intercambio comercial entre los Wayúu en el mercado de Los Filúos, a 30 Km de Sinamaica (Zulia, Venezuela). Allí se pueden encontrar desde amuletos protectores hasta bebidas alcohólicas como el Chirrinchi, un brebaje espirituoso elaborado con maíz y yuca, y enterrado por un lapso de tiempo para que se añeje.
El tejido para el pueblo Wayúu es más que una práctica cultural y herencia de sus ancestros, es una forma de concebir y expresar la vida tal como la sienten y la desean. Un arte pensado y gozado. La observación de sus innumerables tejidos les permite leer el espíritu que guía su acción y pensamiento. La leyenda cuenta que Waleker, la araña, enseñó a tejer a la mujer Wayúu. Su tejido descansa en el mito y los ritos de iniciación del encierro adolescente.
Anteriormente el ganado era la principal riqueza y símbolo motivo de prestigio individual y familiar. Aunque se comerciaba con él, también se transaba en formas no comerciales, por ejemplo, para sellar una alianza matrimonial, como derecho sobre una descendencia o para compensar daños o delitos (aunque estos no estén regidos por ninguna ley ni jurisdicción) y solucionar conflictos. Además, el pastor asociaba su ganado a los rituales que marcaban su ciclo vital.
Creencias y Espiritualidad :
Dentro del chamanismo Wayúu encontramos al piachíi, a la vez médico tradicional y conductor espiritual. Adquiere poder espiritual y las virtudes curativas a través de sueños o trances que se interpretan como la incorporación de un espíritu protector Seyúu. Los espíritus se comunican con los humanos vivos en los sueños.
Maleiea es el creador; Pulowi la mujer primigenia; Juyá la lluvia; Shanceta, Acaracuy y Kéerraria espíritus de lugares especiales; Yoruja los espíritus errantes de muertos. El Wayúu cree que tras la muerte va a Jepirá, el Cabo de la Vela, lugar de felicidad donde se descansa hasta que tras el segundo velorio, cuando los restos son exhumados para llevarlos un sitio definitivo, el espíritu del muerto toma el camino hacia la eternidad.
No obstante, la mayoría de los Wayúu de la actualidad practica el catolicismo y el evangelismo, los cuales combinan en mayor o menor medida con sus creencias ancestrales. Un sincretismo de una rica mezcla cultural religiosa.
Organización tribal: los clanes y el palabrero
Pese a su acelerada occidentalización y franca interacción con la sociedad criolla tanto en Venezuela como en Colombia, el pueblo Wayuú conserva las formas de autoridad tradicional y su sistema autóctono de la administración de la justicia.
En ese sistema se destaca el pütche'ejachi (palabrero), quien resuelve los conflictos entre los diferentes clanes. La jerarquía familiar es de línea matrilineal, es decir, es el tío mayor materno apushi o el abuelo materno alaula quien ejerce la autoridad moral. Por su parte, los parientes por línea paterna se reconocen como oupayu o aliados, con quienes se espera solidaridad (yana'ma') o trabajo conjunto.
- Dedicado a Sonia Fernández ♥ Mujer Medicina Wayúu -